Alís Martínez, de Heiko: “Lo más importante es que cada persona encuentre su relación con la música”

Jessica Fernández
¿Qué diferencia Heiko de otras escuelas de música de Lugo?
Lugo es una ciudad que, teniendo en cuenta su extensión, goza de una gran variedad de escuelas de música y cuando pusimos en marcha Heiko en 2017 se hizo una gran apuesta por tener unas instalaciones modernas, bonitas y cómodas, ya que tanto los profesores como el alumnado pasamos muchas horas aquí. Tenemos seis aulas amplias, iluminadas y equipadas con todo el material necesario para el desarrollo de la enseñanza musical, así que como contamos también con tres baños, y una cocina para los profesores. Con respecto a los instrumentos, invertimos mucho dinero en disponer de muchos para que así los alumnos y alumnas puedan tocar durante sus clases e, incluso, ofrecemos la posibilidad de que puedan alquilar por un euro al día uno de esos instrumentos para que practiquen en casa y decidan si quieren comprarlo o no, ya que es una gran inversión para las familias.
¿Cuál es el objetivo principal en la escuela?
Que cada niño, niña o adulto o adulta encuentre su relación con la música, eso es lo más importante; que cada uno sepa para qué la quiere, para qué la necesita, cómo la disfruta, es importante que consigamos que cada uno conozca su objetivo, esa sería la meta.
¿Con cuánto alumnado cuentan?
El año pasado nos quedamos muy cerquita de los 200 y ahora esperamos pasar de los 200 para este año, aunque yo me conformo siempre con mantener a todo el mundo que viene y todo el que tenga mayores, pues bienvenido sea. Ahora estamos teniendo muchísimas clases de prueba y ojalá sigamos así pudiendo enseñar, porque siempre ofrecemos clases gratuitas para que vengan a probar y a experimentar lo que es la clase y así después decidir en base a lo que ya conocen.
¿Cómo es la metodología de enseñanza?
La metodología con la que trabajamos es Musicaeduca, que es nuestra rama troncal, porque es la metodología líder en estimulación musical temprana a nivel nacional. De hecho, lo más importante es la red de apoyo con la que contamos todas las escuelas. Somos escuelas autorizadas, y cada una tenemos identidad propia, pero trabajamos con las mismas herramientas. Por eso, estamos especializadas en esta rama, que es a partir de los 10 meses, empezando con los bebés y con los papás en el aula, y eso hace que el desarrollo del oído empieza casi desde que nacen. Es una forma de que los niños se vayan introduciendo en la música a través del juego, del cuento, del baile y de la canción.
Además de esta especialización, cuentan con más grupos de edad.
No tenemos límite de edad, tenemos alumnado hasta los 110 años. Tenemos instrumentos de todo tipo: el violín, el piano, batería, violonchelo, trompeta, gaita… Entonces, a partir de los 5 años que empiezan la formación instrumental en formato grupo, pueden elegir cuatro grandes grupos, que son percusión, teclado, violín o guitarra. Y después, ya a partir de los 8 o 9, o cuando cada uno quiera, pueden empezar las clases individuales o pueden mantener el grupo, que tenemos incluso grupos de adultos, a lo mejor jubilados que quieren venir en un grupo de guitarristas y vienen tres o cuatro amigos y tocan la guitarra juntos. Pero los que quieran una formación instrumental ya más específica o incluso preparar pruebas para acceder al conservatorio, también lo hacemos. Es decir, formamos también en lenguaje musical, la armonía, incluso historia de la música. Otra de las cosas que introducimos este año es el conjunto instrumental. Es decir, en lugar de juntarse varios instrumentos del mismo tipo, como una colectiva de violonchelos, también hacemos grupos de música moderna, en el que se mezclarían instrumentos como piano, batería, cantante y guitarrista, haciendo versiones de canciones de los estilos musicales que a ellos les gusten. Después, organizamos actuaciones para que ellos puedan mostrar a sus familias todo lo que están aprendiendo.
No hay problema entonces en mezclar edades e instrumentos, ¿no?
Lo principal es la primera etapa de estimulación musical temprana, en la que no se mezclan edades. Después, tenemos el aula de infantil en la cual juntamos los grupos por fecha de nacimiento. Son grupos reducidos, pero no se mezclan más de un año. Los del 2022 van todos juntos, los del 2023 van todos juntos y ahí no hay mezcla. Pero después tenemos proyectos comunes en la escuela, como en Navidad y en fin de curso, en los que juntamos a todos. Este año tuvimos el cierre de curso en el Gustavo Freire y llegamos a juntar a 70 pequeños en el escenario.
También fomentan actividades específicas para el alumnado con altas capacidades.
Personalmente, he entrado en el mundo de altas capacidades y me he dado cuenta de las pocas herramientas que tienen las familias y la falta de profesionales que las atiendan. Y es muy difícil que desde los colegios se haga, ya que hay carencias de especialistas que puedan acompañar a estas familias. Entonces, me parece muy importante poder tener recursos para que los padres puedan buscar y entender. Muchas veces el problema de la enseñanza es que enseñamos desde cómo es el adulto. Y lo más importante es enseñar desde cómo es el receptor, el alumno. Muchas veces, niños con altas capacidades han sido considerados niños que se portaban mal, pero quizá era porque a lo mejor la forma de enseñanza para ellos era aburrida, ilógica, o repetitiva. Y desaprovechar esas mentes es una pena. Aquí entramos nosotros, ya que la música está muy vinculada a las altas capacidades, porque normalmente la gente que tiene altas capacidades tiene un lado creativo muy importante. Nosotros tenemos en la escuela varios casos y es muy importante encontrar la forma de que puedan realmente dar todo de sí y disfrutar del camino. Pero no solo atendemos a alumnos con altas capacidades, también hemos detectado muchos pequeños con autismo, por lo que vamos a intentar centrarnos también en la neurodivergencia, porque es algo que lo estamos viendo mucho y necesitamos formación y especialización. Sin embargo, nos movemos en el dilema de hasta qué punto podemos ayudar como músicos, porque necesitamos también herramientas especialistas. Entonces este año nosotros vamos a intentar buscar también talleres y herramientas en las cuales podamos tener formación al profesorado y si podemos conseguir un apoyo a las familias, pues sería también fantástico.
¿Qué otros proyectos de futuro tienen en mente?
Nos parece interesante fomentar cuentacuentos musicales. Hace un año surgió un taller musical a raíz del libro del Conservartorio de Jaén, que está también dentro de los centros autorizados Musicaeduca, y se le añadió una canción. En este taller, el personaje es una cebra, y habla precisamente de la diversidad y de los distintos que somos unos de otros. Con ello, hicimos un taller musical, este año queremos realizar algún taller con cuentacuentos musical en el que luego también pueda, el alumnado, realizar baile, cantar y tocar un poquito.
Finalmente, ¿podría hablarnos del Congreso nacional en el que participan cada año?
Sí, cada año nos juntamos todas las escuelas, que son más de 70 en España, y hacemos una reunión de directores de escuelas y después un encuentro de profesores, alumnos y directores en el cual damos un concierto. En 2025 ha sido en Sevilla, en 2026 será en Mérida y en 2027 va a ser en Lugo, coincidiendo con el décimo aniversario de nuestra escuela, así que me voy a traer a todos los directores de las escuelas de España a Lugo, donde pasarán dos o tres días disfrutando de ponencias, actividades y rutas turísticas. Eso implica que vengan las familias a la ciudad, que es algo que también a nosotros nos viene muy bien.