Antonio Prado, historiador: “La Sociedad Filarmónica es una de las expresiones culturales más importantes”

Jessica Fernández
Comenzando desde el principio, ¿quién es Antonio Prado Gómez?
Antonio Prado es un lugues profesor de Historia durante muchos años en el Lucus Augusti, antes en Sarria, que se dedicó a la historia desde que terminó la carrera de Filosofía y Letras.
¿Cómo surge su pasión por la historia en general y por la de Lugo en concreto?
¿Por qué investigar sobre Lugo, que es lo que he hecho durante toda mi vida profesional? Porque Lugo era mi ciudad y siempre tuve la intención de hacer una tesis doctoral sobre la ciudad y gracias a mis contactos y conversaciones con Ramón Villares, pude hacerla sobre la Diputación de Lugo, que en el siglo XIX era una institución que dominaba todo el ámbito local en cuanto a economía, administración, ejército y también en cuestión de cultura, y a partir de ahí descubrí que Lugo fue la ciudad donde se implantó el primer Instituto Liberal en 1842.
¿Por qué en Lugo?
Porque en Lugo había una sociedad económica activa, había un grupo liberal activo y había un apoyo personal que era el del Marqués de Rodil, un lugues de Castroverde que, en ese momento, era presidente del Consejo de Ministros. En este caso, influyó para que viniera aquí el primer Instituto Liberal de Galicia, el que hoy se llama Lucus Augusti.
A partir de ahí comenzó mi interés por descubrir la historia del instituto y como resultado publiqué un vídeo sobre eso hace 15 años más o menos. Después del instituto, mi opción cultural más importante, lo que más me atraía conocer de esta ciudad, es esta institución en la que estamos ahora, el Círculo de las Artes, porque es la sociedad que desde 1855 marcó la vida cultural y recreativa de la ciudad de Lugo. El Círculo de las Artes fue hasta finales del siglo XX la única sociedad que mantuvo un ritmo cultural enorme y que fue referente recreativo y cultural de todos los lugueses. Entonces, empecé a hacer la historia, aún inédita, de esta casa que tiene mucho que decir. Y esas son las tres líneas principales de investigación, que están conectadas: primero Lugo, luego la Diputación, el instituto y el Círculo de las Artes.
¿Por qué esta línea de la cultura?
Porque cada vez que leía algo sobre la historia contemporánea de Lugo decía que Lugo había sido un vacío cultural y no es cierto. Es decir, Lugo desde mediados del siglo XIX, cuando asume su conformación como capital de provincia, tiene al menos dos vertientes culturales importantes. Una de ellas es el periodismo, no podía ser un vacío cultural una ciudad que a finales del siglo XIX y principios del XX tiene cuatro o cinco periódicos porque eso significa que había lectores y por lo tanto había vida cultural. Y por otro lado, había algo complementario, la tradición musical.
Tuvieron, incluso, en 1890 la idea de constituir una sociedad de escritores y artistas y ahí estaba Castro López, Oureliano J Pereira, personas relevantes en el mundo periodístico. Y dentro de los músicos, nada menos que Xoán Montes, el músico por excelencia de la ciudad, o Alonso, un violinista famoso. Entonces, si al menos había escritores y músicos, Lugo no estaba tan vacío culturalmente. Y por ese atractivo de que Lugo siempre tuvo algún referente cultural, fue por lo que me impulsó a seguir esa línea de la cultura y de la educación.

Ha publicado artículos, obras de investigación, colaboraciones con instituciones... ¿Cómo se compagina la vida de escritor con la de profesor de instituto?
Cuando estás dedicado a la docencia no puedes hacer mucho, pero escribí más en el momento en que me jubilé en el año 2016, cuando tenía todo el día disponible para investigar y escribir, eso fue fundamental para poder tener más resultados. Eso me permitió trabajar sobre la historia del Círculo de las Artes, sobre la Sociedad de Escritores y Artistas de Lugo, sobre la Liga de Amigos de Lugo, sobre la Sociedad Filarmónica Lucense… sobre un montón de asuntos culturales que me permitieron, sobre todo a través de la prensa, descubrir cómo era y cómo actuaban.
¿Cuál diría usted que es su preferida, la de profesor, la de investigador o la de escritor?
Tengo que decir que no estoy totalmente desvinculado del trabajo del instituto y hay algo que me interesa particularmente del instituto Lucus Augusti, y es su patrimonio, su antigüedad, su idiosincrasia… es un instituto con un gran patrimonio educativo, entonces esa es otra de las líneas que trabajo: descubrir los libros, objetos… que tengan referencia histórica y conserva aún el instituto porque al ser decano de Galicia, tiene esa posibilidad.
Yo tenía terminada el año pasado la historia del Círculo de las Artes y era una sociedad que estudiaba desde 1855 hasta 1985, porque acercarse demasiado en el estudio de las sociedades es un asunto delicado porque hay personas vivas implicadas.
Hablando de la Filarmónica, ¿de dónde viene su interés por investigar sobre esta entidad luguesa?
Hace un par de años, Xulián Parga me comentó la posibilidad de hacer la historia de la Filarmónica y al principio le dije que eso era labor de un musicólogo, que yo no lo era, que yo era historiador de la cultura, pero él sabía que yo escribía sobre el Círculo de las Artes y la relación del Círculo con la Filarmónica fue muy intensa, tan intensa que incluso se podría decir que la Filarmónica nació en el Círculo, porque uno de sus directivos, Abel Corredoira, fue el gran promotor individual de la Filarmónica y el Rocho Musical, la asociación que se conformó con la Filarmónica, tenía trascendencia aquí. Por otro lado, el Círculo había sido la institución que mantenía la vida musical de Lugo y de aquí fue músico y pianista Xoán Montes, Sariñena, y por lo tanto la vida musical del Círculo nunca se perdió. Xulián Parga me animó a hacer la historia de la Filarmónica con esa perspectiva histórica y cultural.

La obra que acaba de publicar, La Sociedad Filarmónica de Lugo, háblenos de ella. ¿Cómo podría resumir su contenido?
De forma breve, podríamos decir que la Filarmónica es el resultado de la tradición cultural musical de Lugo anterior. En el siglo XIX hay dos elementos que propician el mundo musical lugues. Uno de ellos es el coralismo. Se formaban unas instituciones de carácter asociativo, recreativo y cultural paralelamente a los movimientos del regeneracionismo y regionalismo y por lo tanto destacaban la identidad cultural de cada zona donde se conformaban esas corales. En Lugo se conformaron varias, incluso hubo un teórico, Isidoro Blanco, que publicó en el segundo periódico de Lugo, en Correo de Lugo, en 1860, una serie de artículos sobre las corales y su importancia que tenían estas instituciones como movilizadoras del ambiente musical de las poblaciones. En Lugo comenzó a conformarse una estudiantina en 1878 y un año después se creó el Orfeón Lucense, en 1879, con Xoán Montes como gran promotor, y luego en 1887 se conformó el famoso Orfeón Gallego, que anduvo por toda España participando con mucho éxito en festivales, por lo que ese Orfeón Gallego marcó la vida cultural de la ciudad hasta la Guerra Civil. También surgieron otras agrupaciones, como Cantigas y Flores, una serie de asociaciones entre los años 16, 22, 48… fueron asociaciones que trataban de revitalizar esa idea del coralismo. Por lo tanto, el coralismo fue el primer elemento de recuerdo musical.
Y el segundo fue, tengo que volver a decirlo, el Círculo de las Artes. Porque aquí desde 1855, desde su creación, la música fue una de las actividades más importantes. Los músicos demandaban música y existía un pianista continuo que daba todos los semanas recitales. Además, traían orquestas e intérpretes de primerísima fila. Aquí actuó Albéniz cuando era niño, o Brindis de Salas o Manolo Quiroga… Ese ambiente musical se mantuvo todo el siglo XIX y la primera parte del XX. Cuando llegamos a los años 30, esos dos elementos confluyen en el Círculo de las Artes.
En 1946, inmediatamente después de la Guerra Civil, este Rocho Musical y Abel Corredoira debieron tomar la idea de crear una asociación musical que se llamaría Filarmónica de Lugo. Era un momento muy difícil para España, pero la música funcionaba en esos años como un elemento de olvido de las tristezas de la vida diaria, como el cine. Por ejemplo, el cine en Lugo se promocionó precisamente en los años 40 con salas como el Cine España, el Cine Vitoria, el Central Cinema, para ofrecer a la gente la posibilidad de olvidarse del mal que vivían, igual que la música.
En 1946 se creó ese caldo de cultivo propicio para crear la Filarmónica y en la Filarmónica se constituyó la primera directiva. El presidente era Abel Corredoira, pero dentro de él había una representación intelectual muy interesante de músicos, como Moreno Fuentes o Gustavo Freire, uno de los primeros directivos de la Filarmónica. Y junto con esos músicos, aparte de otros nombres, también intelectuales de la ciudad muy significativos como Luís Pimentel o Celestino Fernández de la Vega.
La Filarmónica se conforma como un ente musical, pero también cultural. A partir de ahí, la Filarmónica comienza su vida pero manteniendo la vida musical intensa. Traen las mejores orquestas, los mejores intérpretes, ¿y dónde celebran sus conciertos? Aquí, en el Círculo de las Artes, que se presta muy generosamente a cederle como auditorio su salón de actos. Y hasta hoy, así sigue.
¿Qué es lo más destacable para usted de estos 50 años que lleva en funcionamiento la Sociedad Filarmónica Lucense?
Yo creo que lo más destacable es mantener la llama musical en la ciudad. La Filarmónica supo adaptarse a distintos cambios, por ejemplo, en 1967 colaboró con la organización de las Semanas Musicales del Corpus Lucense de forma muy directa, por lo tanto, en las otras vertientes que seguían en la ciudad y en otras formas que surgieron en el siglo XXI la Sociedad estaba presente siempre apoyando esa dinámica musical.
Otra vertiente fueron las excursiones musicoculturales que se organizaron algunas en el siglo XX pero la mayor parte ya en el XXI, entonces se visitaba un lugar significativo culturalmente y allí se daba un concierto. Hay que decir que la Filarmónica no practica música, es decir, desde el momento en que nace, nace con un criterio: escuchar, y no para hacer; una asociación que pretende traer la mejor música a Lugo, no hacer músicos. Aunque si se forman agrupaciones musicales, ella las defiende y promociona y apoya, pero el objetivo inicial y permanente en sus propios estatutos fundacionales no es hacer música, es escuchar música.
Aunque sobre todo en los 10 primeros años tuvo su propia agrupación musical que era aquel Rocho Musical que colaboró con Abel Corredoira para constituirla y varios músicos participaron activamente en la vida de la Filarmónica, obligados a hacer al menos un par de conciertos al año. Muy pocas veces salieron de este recinto, siempre fue así porque el Círculo fue muy generoso a la hora de ofrecerle el auditorio y tenían intercambios culturales muy intensos. Por lo tanto, este siempre fue el lugar de recepción, a excepción de algunas ocasiones: por obras, por alguna contingencia particular, alguna actividad que tuviera el Círculo comprometida… pero eso fue excepcional.
Lo que decían los estatutos es que había que celebrar al menos seis conciertos al año, pero eso se sobrepasó siempre. De hecho, se sobrepasó doblándolos como mínimo. Lo normal era que se celebraran 12 o 15 durante mucho tiempo. La media, en general, es de 10 por año. En 2001 llevaban 500 conciertos y en 2021 se celebró el concierto 700. 700 conciertos entre 70 años dan una media de 10 por año, pero no quiere decir que todos los años hubiera 10, a veces 7, a veces 15, dependía de la actividad de la propia directiva.
¿Qué otras figuras representativas de esta entidad podría comentar?
Creo que alguna persona más merece la pena recordar. Por ejemplo, el presidente Inocencio Fraga Losada, fue un presidente muy activo de los años 60 y 70, muy activo y extraordinariamente generoso, porque se prestaba a poner dinero de su bolsillo personal para tener orquestas o intérpretes. Luego otra persona fue el presidente Trigo, que fue desde 1973 hasta hoy, más de 50 años. Otra persona fue quien me invitó a hacer el libro, Xulián Parga, un extraordinario melómano, un activo cultural de la ciudad muy importante y hoy a Xosé Luis Díaz, que es un secretario de la Filarmónica muy activo y mantiene la línea cultural anterior. Muchas personas, dinamizadores culturales de Lugo, tuvieron que ver con la Filarmónica, por cierto, Alvarellos, Celestino Fernández de la Vega… En definitiva, la Filarmónica es una de las expresiones culturales más importantes que tiene la ciudad en el siglo XX y XXI.
¿Qué necesita la Filarmónica?
Subvenciones, apoyos, es lo que necesitaría en el futuro. Creo que lo merece porque mantener la tradición musical de Lugo es algo muy importante porque si algo queda claro de nuestra charla es que la música fue uno de los referentes culturales de la ciudad desde los tiempos de Pascual Veiga y Xoán Montes hasta los tiempos de hoy que protagoniza la Filarmónica. Por tanto, demandar, aunque yo no tengo una relación directa con la Filarmónica más que como su historiador, sí que demanden las ayudas oportunas para que la Filarmónica siga representando el papel que representó durante las anteriores décadas.
¿Quiere añadir algo más que le parezca importante?
Quiero desear, para terminar, que la Filarmónica tenga continuidad. Es muy difícil mantener una sociedad de este tipo porque las orquestas y los intérpretes cada vez son más costosos y ahora, sobre todo en los últimos 40 años, la diversidad cultural es mucho más grande que antes, entonces ahora hay asociaciones culturales de todo tipo que son en cierta forma competidoras de la propia Filarmónica, por lo que mantenerla es un reto.