Lucía Iglesias, cantante de ópera de Lugo: “Quiero seguir cantando muchos años y actuar en Lugo”

Jessica Fernández
¿Cómo surge su historia de amor con la música?
Realmente, surge de casualidad. Cuando tenía ocho años mis padres y yo vimos un anuncio en el periódico en el que pedían figurantes infantiles para la ópera Werther de J. Massenet que se representaba en el Festival Mozart de A Coruña. Me presenté a esa audición y me seleccionaron, y ahí descubrí el mundo de la ópera desde dentro: el proceso de ensayos, el equipo, y, sobre todo, lo que hay detrás del escenario. Quedé tan fascinada por la figura del cantante y todo lo que englobaba el canto, como la actuación, el vestuario, el maquillaje, el baile… que ahí decidí que quería ser cantante de ópera de mayor. Así, empecé mis estudios de piano en el Conservatorio Profesional de A Coruña y lo compaginé también con el Coro Joven de la Orquesta Sinfónica de Galicia, que también trabajaban en la producción. Durante 10 años estuve en ese coro, que me ayudó a crecer como persona, como músico, como artista, como todo, porque trabajé con profesionales importantísimos y ahí hice mis primeras prácticas. Después, empecé con el canto lírico a los 15 y, de la mano de Manuel Burgueras, que me acompañó muchos años y sabe muchísimo de ópera y de voz, me guió en la dirección correcta; y junto con el maestro Daniel Muñoz siguen siendo mis guías vocales.
Cuéntenos cómo fue su debut con 19 años y su evolución hasta ahora.
Comencé a los 8 años, pero hasta los 19 no hice mi debut profesional, aunque era muy joven. Además, fue por casualidad, ya que estaba en la Escuela de Ópera en Sabadell aprendiendo y trabajando durante meses, y surgió que tuve que cubrir a una compañera que no podía cantar, por lo que mi debut fue con la ópera rossiniana La Cenerentola, de G. Rossini, en Cataluña con la Fundació Òpera a Catalunya (FOC). También interpreté el papel de Musetta en La Bohème, de G. Puccini, mi ópera favorita. Luego, hice mi debut internacional en Italia también con La Cenerentola, de G. Rossini. Estos papeles me abrieron muchas puertas, aprendí muchísimo y, además, me sentí muy orgullosa de poder debutar con 24 años en Italia.

¿Fue un camino duro?
Ha sido un camino duro en el sentido del trabajo, ya que hay que estudiar muchísimas horas. Yo tuve que sacrificar la vida social en mi niñez y adolescencia, por lo que lo pasé mal, ya que mientras mis compañeros quedaban para jugar, yo tenía que estudiar y pensando en cómo mejorar, escuchando cantantes… Igual salía de casa a las 8 de la mañana y no volvía hasta las 10 de la noche, pero con la pasión que siempre he tenido con esto y lo mucho que me gustaba, realmente no me costaba tanto trabajo y mereció la pena porque estoy cumpliendo mi sueño. Cuando uno tiene amor por algo, todo se hace más fácil y es más llevadero.
¿Cuán importante es el apoyo familiar en un sector como este?
Es importantísimo. Yo he visto muchos compañeros que han empezado, que tenían un don, que tenían una pasión, pero por no estar apoyados por sus padres, han tenido que dedicarse a otras cosas que no les gustan y que no les hacen felices. Yo he tenido la suerte de tener el apoyo incondicional de mis padres, y de mi familia en general, que realmente son los que más creen en mí, muchas veces incluso más que yo misma. Además, ellos me avisaron de que este no era un camino difícil en el que iba a tener que trabajar mucho, tener disgustos… pero yo he asumido todo esto porque es lo que quiero y siempre me he sentido apoyada.
¿Cómo es el mundo de la ópera desde dentro?
El mundo de la ópera es un mundo muy internacional en el que conoces a gente de todas partes del mundo, y eso te crea muchísima apertura mental, incluso con respecto a las amistades porque, aunque parezca que no tienes nada en común, son personas como tú que hacen lo que aman. Por otra parte, desde la visión del cantante, es un mundo incierto y difícil en el sentido de que hay mucha gente que quiere hacer esto y no hay tanto trabajo, entonces uno tiene que ser el mejor continuamente. Y como tú, todos los que están, ya que aman la ópera, la música, el arte… entonces hay mucha competencia, pero la mayor es la que tienes contra ti mismo.
Viajáis mucho, ¿cómo se lleva?
La vida del cantante es una vida llena de cambios repentinos. Yo hace un mes no tenía ni idea de que iba a estar ahora mismo en Madrid. Me he tenido que mudar para trabajar en el Teatro Real. Y al igual que te digo esto, seguramente en el futuro habrá otras cosas que pasen de las que yo ahora mismo no tengo ni idea. Tú tienes que ser una persona flexible, porque si eres una persona cerrada de mente es imposible que te vaya este trabajo. No sabemos lo que va a pasar en el futuro, y por eso estamos más acostumbrados que el resto de gente a los cambios. Lo que pasa es que no siempre tienes a alguien que te siga el ritmo, que pueda ir contigo a todas partes. Pero bueno, también creo que es positivo, porque la soledad es importante para crecer. Además, yo tengo la suerte de tener una familia que cuando puede, siempre están.
Otra de las ventajas de viajar mucho es que sé muchos idiomas: castellano, gallego, catalán, inglés, italiano, francés y alemán. En el mundo de la ópera, el inglés está ahí, pero la verdad es que cuando estás en una producción, normalmente se habla en italiano. Y luego también el alemán y el francés son muy importantes porque hay muchas óperas en alemán y mucho trabajo en Alemania; y, concretamente, a mí la ópera francesa me encanta.
¿Actuó alguna vez en Lugo?
Yo nací en Lugo y toda mi familia es de Lugo, pero desde pequeña viví en A Coruña, así que estuve entre las dos ciudades y siempre que voy a Galicia, voy a A Coruña y a Lugo. Sin embargo, nunca actué en Lugo y tanto yo como mi familia estamos deseando que eso ocurra porque sería muy bonito actuar en mi tierra.
¿Cree que hace falta más cultura musical entre la gente?
Yo creo que el problema real es educativo, ya que no se transmite el amor por la música de padres a hijos. En Austria, por ejemplo, es súper habitual que los abuelos lleven a sus nietos a los conciertos, a las óperas, y les explican de qué va. Es también una manera bonita de conectar con la familia y con la cultura, y es algo que aquí no tenemos. No es que uno tenga que saber de música para entender una ópera. La ópera en su tiempo era lo que es el cine o el teatro hoy en día; la ópera es el antecedente del musical. Además, creo que la gente podría encontrar su pasión, algo que le ilusione fuera del trabajo y que lo saque de la monotonía del día a día. Así, sería gente muchísimo más llena, más feliz y que tiene como un propósito fuera del trabajo. También veo un problema en la sociedad, y es que parece que todo el mundo tenga que escuchar lo mismo, y debería haber diversidad de gustos y opciones.

Finalmente, ¿cuáles son sus proyectos de futuro?
Actualmente, estoy en el Teatro Real, donde he debutado recientemente, representando a Nadine Sierra y Lisette Oropesa en las arias ‘Ah! Je veux vivre’ de la ópera Romeo et Juliette y ‘Tu del mio Carlo’ de Verdi: I Masnadieri. Agradezco mucho la confianza del programa Crecendo de jóvenes artistas, del que formo parte, y estoy muy contenta, ya que haré también un concierto con mis compañeros. Y ya me preparo para mis próximos compromisos en Italia, ya que volveré a interpretar el papel de Adina y el de y debutaré como Nannetta del Falstaff de Verdi en el Teatro Mancinelli de Orvieto; que también es otro rol principal, entonces estoy contentísima.
Mi objetivo de vida, además de cantar en lugares con mucho renombre, es seguir cantando muchos años. No veo tanto las metas, sino como el proceso en sí, como la carrera en sí. O sea, yo quiero cantar muchos años, subirme a muchos escenarios, y debutar muchísimos roles, evolucionar el repertorio, y transmitir a la gente; que haya una persona que consiga emocionar al público e que este pueda admirarlo. Para mí eso es mi meta. Y después, si uno canta en un teatro más importante, pues mira, yo es que no tenía ni idea que iba a cantar ahora mismo en el Real. Pero yo creo que con el trabajo y con la dedicación, estas cosas llegan. Uno no puede andar planeando antes de tiempo, ¿sabes? Las cosas pasan. Y pasan cuando no nos lo esperamos. Y eso también es bonito.