Pablo Rico, director de ocho coros con 24 años: “Lo más importante es saber llevar a la gente”

Jessica Fernández
Desde muy joven, Pablo Rico Echegaray sintió una atracción especial por la música. “A mí siempre me ha gustado la música y me apunté a una academia para tocar el piano”, explica, recordando los primeros pasos que lo llevaron al Conservatorio Profesional de Música de Lugo - CMUS Xoán Montes, donde completó su grado profesional tanto en saxofón como en piano. Sin embargo, confiesa que el canto no estaba inicialmente entre sus pasiones: “Lo del canto a mí no me gustaba, ni fue en lo que me especialicé”. Su incursión en el mundo coral nació por casualidad, cuando en la Iglesia de Meira necesitaban a alguien que tocara el nuevo armonio: “Me lo dijeron a mí y dije que sí. Los del coro querían cantar el Himno Gallego, entonces me pidieron que se lo enseñara, y de ahí comenzamos a ensayar e hicimos un Concierto de Villancicos”. A partir de ese momento, con solo 16 años, se iniciaron proyectos que lo llevaron a dirigir actualmente ocho coros y estudiar dirección de coro en el Conservatorio Superior de Música de A Coruña.
Para Rico Echegaray, formar parte de un coro ofrece beneficios, como el efecto sobre la voz: “El primer beneficio de cantar es ayudar a hablar, ya que vamos a tener control sobre la voz y el diafragma y eso hará que no nos quedemos afónicos si hablamos mucho. Lo que enseño es a diferenciar la voz de pecho y la de garganta. Yo paso toda la semana cantando, si utilizara la misma técnica para cantar que para hablar, el domingo estaría sin voz”. Pero el canto también tiene un impacto social y emocional importante. “Otro beneficio es el social, ya que aquí se hacen muchas amistades porque es una actividad colectiva. Así, además de aprender a cantar, haces amigos y conoces toda Galicia porque se hacen intercambios con otros coros y nos movemos mucho”. También incide en el efecto positivo sobre la salud psicológica: “Al aprender a cantar, tienes que aprender a respirar, a controlar el diafragma y los pulmones y eso es importante para temas de ansiedad. Incluso en esta actividad puedes controlar tus emociones, ya que es una forma de ‘liberarse’, de expresarse. Yo, por ejemplo, cuando llego a los ensayos, dejo todos los problemas fuera y es una forma de terapia”. Según Rico, algunos estudios incluso destacan que participar en un coro puede actuar como medida preventiva ante situaciones graves de depresión o ideación suicida, ya que ofrece una red de apoyo humano y comunitario. Finalmente, subraya el papel de los coros como dinamizadores del mundo rural gallego: “Los coros están presentes en casi todos los ayuntamientos de Galicia y muchos de ellos son eminentemente rurales con una población dispersa y envejecida y el coro lo que hace es reunir en una parroquia, que se convierte en punto de encuentro para muchos que comparten un tiempo juntos”.
LA DIRECCIÓN DE LOS COROS
Dirigir varios coros simultáneamente requiere de una gran organización y conocer en profundidad las particularidades de cada grupo. Rico Echegaray explica que dirige ocho coros distintos: “Yo dirijo el coro de Monterroso, el de Meira, el de Abadín, el de Portomarín, tres corales en Lugo y una en A Coruña. Pero, además de organizarse, es importante conocer las particularidades de cada coro, de cada grupo de personas”. Cada coro tiene una historia y un carácter diferente: mientras Monterroso está a punto de cumplir 40 años, Abadín lleva solo dos y Portomarín un año. “No puedes usar el mismo repertorio y no podrás cantar con las mismas voces. Hay que trabajar mucho la técnica vocal para cantar de pecho y así evitar dañar la garganta”, señala, subrayando la importancia de adaptarse al perfil vocal de cada integrante.
La experiencia de Rico también demuestra que cualquier persona puede incorporarse a un coro, siempre que se adapte a la dinámica del grupo: “Empezamos todos desde cero porque no es solo cantar uno, tiene que haber una sintonía con las otras voces. Si un coro ya tiene un cierto nivel, un repertorio aprendido, etc., la persona que entre nueva tendrá que adaptarse. Yo no hago pruebas de voz porque al oír a la gente ya sé cómo va a cantar. Siempre habrá un sitio para cantar”. Así, dirigir un coro no consiste solo en controlar la técnica, sino también en gestionar a las personas y garantizar la cohesión del grupo. “En un curso que hice, la primera pregunta que nos hicieron fue qué era lo más importante de un director de coro y todos mencionamos el gesto, la elección del repertorio, etc., pero el relator nos dejó claro que el 90 % del trabajo de dirección de un coro era el componente psicológico: llevar a la gente”, afirma Rico.
El director gallego recuerda que, como joven de 24 años dirigiendo coros, tuvo que ganarse el respeto de un ámbito tradicionalmente dominado por personas mayores: “Parece que si no tienes 80 años, 40 de experiencia, llevas gafas y vas vestido de negro, no vales para dirigir. Esto no sucede solo en el mundo coral, es inherente a cualquier trabajo, ya que hay muchos chicos con capacidad de trabajo, de liderazgo y sabemos desempeñar nuestro trabajo igual de bien, o mejor, que gente con muchos más años”.
“Parece que si no tienes 80 años, 40 de experiencia, llevas gafas y vas vestido de negro, no vales para dirigir"
EL XOVE CORO, COMO NOVEDAD
El Xove Coro, una iniciativa puesta en marcha este año, surgió con la intención de acercar la música coral a la gente joven, rompiendo con la idea tradicional de que los coros están formados mayoritariamente por personas mayores. “El Xove Coro nace del Coro Juvenil de Lugo porque la gente piensa que un coro está formado por gente mayor, que es la que canta en los coros, y sí es cierto que es la tónica general de las corales de Galicia, ya que chicos de mi edad que se involucran en los coros es poco habitual, pero es algo que tenía muchas ganas: que hubiera más gente joven”, explica Pablo Rico Echegaray.
El proyecto surge de la colaboración de amigos que también querían cantar y compartir un repertorio más acorde a su edad. “Y, a partir de ahí, empezó a hablarnos gente sobre cuándo nos juntábamos y qué edades comprendía, y realmente lo pusimos de 16 a 30, más o menos, y mucha gente más joven también quería participar, entonces agrupamos a chicos de 6 a 12 años que ya comenzaron a ensayar en un grupo de 6 o 7 niños y niñas y tenemos muchas ganas de que se unan muchos más”, comenta Rico, agregando que el proyecto también cuenta con la implicación de su hermana, y que ambos confían en su éxito. Para ellos, el coro supone un relevo generacional, una alternativa a la oferta de ocio habitual y una forma de fomentar el interés por la música entre los más jóvenes: “Para nosotros, esto es importante porque es un relevo generacional, para que la gente joven siga en las corales y, a la vez, puedan hacer una actividad distinta, que no todo es fútbol”.
Además, añade que los coros que dirige están abiertos a todas las edades y niveles de experiencia. “El Coro Juvenil ensaya los viernes de 20.00 a 21.30 horas en la Casa de la Juventud de Lugo y quien quiera, está invitado a venir. Ahora estamos cantando Dancing Queen, de ABBA, así también aprendemos inglés. El ambiente es genial”, explica. También destaca experiencias intergeneracionales, como en Monterroso y Meira, o coros exclusivamente masculinos y mixtos, en los que la integración de nuevos miembros siempre es posible. “Cuesta el primer día, pero si entras te gusta tanto que ya no te vas”.
Finalmente, Pablo Rico subraya la importancia del apoyo de las administraciones para garantizar la continuidad de los coros y su trabajo cultural: “La Federación tiene un convenio con la Dirección General de Cultura, que pone dinero para el Coro, pero no llega a los 100.000 euros, y teniendo en cuenta que superamos los 240 coros en Galicia, lo que significa que estamos en la mayoría de ayuntamientos, no es suficiente”. E indica que también debe haber apoyo desde las Diputaciones, como en el caso de Lugo con el programa Tradigalu, y de los ayuntamientos, ya que “mantener los coros es un esfuerzo mayúsculo, así como lo es todo en el ámbito de la música. Y, para saberlo, hay que vivirlo; por lo que quizás las personas que gestionan las áreas de Cultura debían estar formadas en cultura”. Rico también destaca la implicación de algunos ayuntamientos, que valoran y apoyan su actividad: “Hay ayuntamientos que apoyan de manera brutal a las corales, como el Ayuntamiento de Abadín, que están encantados de que estemos nosotros que dinamizamos a 30 y pico de personas y que en las actuaciones llenemos el salón de actos del ayuntamiento”, concluye.