Reportaje: Nuevos tiempos para el baile
La pandemia de la covid-19 trajo cambios en todos los niveles. Unas de las grandes afectadas fueron las academias de baile, como Ritmo Lugo, que tuvieron que adaptarse a la nueva situación cambiando estilos y adaptando las aulas. Superado el peor están volviendo a recuperar algo la normalidad, en especial con la vuelta de la competición.
La covid19 nos llevó hacia el deporte individual y, aunque la situación está mejorando poco a poco, seguimos sin conseguir llegar a la normalidad. Así pues, más de un año después, nos conseguimos adaptar a las nuevas limitaciones en todos los ámbitos y sectores, entre los que se encuentra el baile que, según Jandro Pallares, es uno de los grandes olvidados “no aparecíamos ni en los DOG, ni en los BOE. No había nada que se refiriera a nosotros. Estábamos en un limbo en el que podíamos hacer lo que nos daba la gana”. Así lo comentaba Pallares, con un tono que se encontraba entre la tristeza y la rabia “hubo un poco de movimiento y fue cuando se dieron cuenta de que estábamos aquí”.
En cuanto a restricciones, al no tener en ningún momento ninguna indicación por parte de administraciones, las medidas que adoptaban eran las mismas que las de los gimnasios, que era el ámbito más semejante a lo que amarrarse “en ese sentido nos sentimos muy olvidados por las administraciones. Al final era guiarse por lo que hacía el de al lado”.
Lo que sí está claro es que no se puede bailar en pareja, el baile tiene que ser individual y con distancia de seguridad; aunque la pareja sea te conviviente. “De hecho somos la única comunidad autónoma de toda España que no nos dejan bailar en pareja, ni siquiera convivientes. Nosotros tenemos muchos casos de personas que entran por la puerta separados y salen juntos, se van en el mismo coche y supongo que dormirán en la misma cama. Es algo ilógico”, señaló Pallares.
La pandemia de la covid trajo numerosos cambios en la organización de las clases con el único ánimo de poder seguir bailando y, al mismo tiempo, haciendo ejercicio pero de forma segura. La primera medida fue acondicionar el local y para eso marcaron cuadrículas en las aulas. Cada cuadrado lo ocupa una persona que tiene una distancia de más de dos metros con la del lado. El uso de máscara y gel desinfectante obligado, además del resto de medidas habituales, poco a poco su alumnado fue cambiando sus hábitos.
Pero no fue esto lo único que cambió, hubo que adaptarse a los nuevos tiempos incorporando nuevos estilos de baile para adaptarse al baile individual, como el reggeaton o el disco, que tuvieron un gran éxito y que no descartan incorporarlos a su oferta una vez que todo vuelva a la normalidad. Además, también se adaptaron las clases en parejas para bailar de forma individual, aprendiendo los pasos y perfeccionando para cuando puedan aplicarse ya como parejas. Así pues, a pesar de los continuos cambios y de la nueva forma de aprender a bailar, "la gente está respondiendo muy bien", dice Jandro.
Por eso, de algo de lo que están agradecidos es de la clientela “fija y fiel de hace muchos años”, con la que pudieron salir hacia delante; aunque sí que es cierto que el número de alumnos bajó drásticamente, ya que se pasó de contar con 500 alumnos en una temporada normal, a tener sobre la mitad. Por suerte, la escuela ya está viendo avances en este último mes en el que comenzó a haber algo más de movimiento entre la sociedad "a gente tiene ganas de volver a hacer cosas y en este último mes, se está notando".
Jandro Pallares, bailarín profesional y profesor de baile
Jandro Pallares es un bailarín que nació y creció entre pasos y ritmo. Comenzó a los 5 años en baile tradicional pero no tardó mucho en darse cuenta de lo que le gustaba de verdad: la especialidad de baile caribeño. De padres, tíos y demás familia bailarines, él no dudó en ningún momento en dedicarse y darlo todo por lo que más le gustaba y, gracias a eso, las recompensas fueron llegando.
Junto con su anterior pareja, lograron ser los pioneros en la especialidad de baile caribeño a nivel estatal en la que consiguieron ser los primeros gallegos en ganar el campeonato de España y acudir a la competición internacional. De hecho, actualmente, Galicia y Cataluña son dos de las comunidades autónomas más numerosas, tanto a nivel deportistas como a nivel competición.
El bailarín lucense ya se labró un nombre entre los grandes del mundo; llegó el europeo, donde logró la medalla de bronce; en el mundial de 2018 consiguió quedar en el octavo puesto, y en los World Games -competición mundial donde se convocan deportes que no se practican en los juegos olímpicos pero que están adscritos al programa olímpico-, él y su anterior pareja llegaron al sexto puesto en la clasificación final.
En cuanto a proyectos de futuro, su cabeza está puesta en el campeonato de España que se celebrará el próximo 30 de junio. A partir de ahí, la idea es ir creciendo y planificando proyectos con su noticia pareja de baile con la que comenzó esta andadura recién.