Toño Núñez, escritor de ‘Mea Culpa’: “La escritura es el mejor medio para expresar los sentimientos y la belleza”

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El escritor y maestro jubilado Toño Núñez, originario de Navia de Suarna, habla de su último libro y ya piensa en el siguiente: “Me gustaría escribir un libro epistolar dirigiéndome a un personaje clásico de la literatura gallega”
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12 Jan 2025

Jessica Fernández

Para quien no lo conozca, ¿quién es Toño Núñez?

Un hombre… Maestro jubilado, futbolista y cantante frustrado, escritor poco conocido… un ingenioso consumado. Definirse a uno mismo no es fácil... Aspiro a morir sin dejar mucho mal hecho a mi alrededor, a mis semejantes y al medio en el que viví.

¿De dónde viene esa pasión por la literatura, la poesía y, en general, la escritura?

Hasta que llegué al Instituto Masculino de Lugo, con 11 años, solo había leído un libro: Genoveva de Brabante, el único que había en la Casa do Souto de Vilamenixide. Lo leí muchas veces. Con aquel libro disfruté y lloré mucho. En casa y en la escuela de Navia tampoco había libros más allá de la enciclopedia Álvarez. Nunca leí cómics ni literatura infantil y juvenil. Ya en Lugo, en el estudio, comencé a leer las lecturas que nos proponían en la materia de Literatura en el instituto y, después, en Magisterio. También leí muchas novelas de vaqueros mientras cuidaba las vacas; de esto no me arrepiento, aprendí vocabulario y cierto “oficio”. En realidad, nunca fui, ni soy, un gran lector. La llamada de la escritura fue bastante temprana. No sé bien por qué… Por imitar a los escritores y escritoras que escribían textos que a mí me gustaban, por destacar en algo que me parecía que se me daba bien, por expresar en el papel lo que no era capaz de verbalizar oralmente, por liberar miedos y energías negativas a modo de catarsis, porque disfrutaba y disfruto haciéndolo… Supongo que por todo esto a la vez. Debía de tener 15 años cuando escribí mi primer poema, muy becqueriano él, en castellano. En el segundo, ya me pasé al gallego y a la poesía cívica, pues en él hablaba del Gran Suarna, aquel embalse que quiso anegar la villa de Navia de Suarna y buena parte de las tierras de nuestro municipio y de otros municipios vecinos. Siendo ya profesor, escribí un relato, lo presenté a un concurso y me dieron el primer premio, y eso me ayudó mucho a creer en mí y a tomar más en serio la afición por la escritura.

¿Cree que es necesario para el alma expresar lo que siente?

Para mí, la escritura siempre ha sido el mejor medio para desahogarme y para expresar los sentimientos y la belleza.

¿Su lugar de origen, Navia de Suarna, es un lugar que le inspira?

En Navia de Suarna llegué al mundo y fui, poco a poco, descubriendo la realidad que me rodeaba: natural, familiar, social, lingüística… Yo creo en eso de que la infancia, y la juventud, son la patria del hombre y de la mujer (Rilke). Allí se afincan mis raíces y allí está la esencia de mi ser. Y como solo sé escribir de lo que conozco, y ese mundo es el que mejor conozco, inevitablemente, en lo poco que yo llevo escrito, Navia y sus gentes están, casi siempre, muy presentes.

¿Qué más le inspira?

En todas las facetas de la vida, crecemos gracias a los referentes. En mi caso… Rosalía, Castelao, Fole, Celso Emilio, Neira Vilas, Antonio Machado, Miguel Hernández, Rivas, Olga Novo… También bebí y bebo mucho de las fuentes de la literatura popular.

¿De cuál obra se siente más satisfecho?

De la obra de la que más satisfecho me siento es de la familia que fuimos creando mi compañera de vida y yo. En lo literario, no sé… el conjunto. Quizás los primeros libros publicados sean los que más ilusión te hacen. Muy poco a poco, fue creciendo la cosecha. Tengo un puñado de libros para niñas y niños, más de una docena, de los que me siento bastante satisfecho, algunos de ellos, incluso traducidos a otras lenguas: castellano, portugués y portugués de Brasil. Publicar el primer libro para adultos, ‘Navia, Nai’, fue todo un acontecimiento para mí. También tengo una recopilación de poesía, ‘Poemas de Amor en Otoño’, y otra de relatos ‘Mea culpa’ que me han dado y me siguen dando muchas alegrías. Los poemas musicados, más de treinta… Los textos publicados en la prensa… Pero sí, el conjunto es lo que más valoro.

¿Le gusta más escribir obras infantiles o obras para adultos?

Normalmente, a uno le gusta más hacer aquello que mejor se le da. Comencé a publicar algunos cuentos que escribía para mis alumnos y alumnas de Infantil. Después, llegaron nuestras hijas y fue muy gratificante escribir también pensando en ellas. Pero no es fácil entrar en la mente de las niñas y los niños, entender y saber dirigirse a sus intereses. Escribir para lectoras y lectores adultos me resulta, quizás, más fácil porque uno escribe historias que a uno mismo le gustaría leer; el caso es tener talento para hacerlo con calidad. ¿Qué me gusta más? Depende de las circunstancias y del momento.

Su último libro, ‘Mea Culpa’, ¿qué quiere expresar?

Es un libro muy heterogéneo, sin unidad temática, en contra de lo que se lleva ahora. Nada original, los temas universales de la literatura: amor, desamor, dolor, injusticias… la condición humana… el destino, el azar, el suicidio… la vida y la muerte. Incluso incluye un relato dedicado a la felicidad. No hay ningún relato que no aborde algún tipo de conflicto humano o social, por lo tanto, pienso que invitan a la reflexión; o esa fue mi intención al escribirlos.

¿Un escritor, una escritora, nace o se hace?

Aquí está la eterna pregunta. Yo creo mucho en la genética. Si en lo físico nos parecemos a nuestros padres y antepasados, ¿cómo no vamos a parecernos en lo emocional y en lo intelectual? Yo pienso que nacemos con unas potencialidades, después, las circunstancias ayudarán o impedirán, en mayor o menor medida, que esas potencialidades se manifiesten y desarrollen. No creo en eso de que todos podemos ser escritores, músicos, pintores… Si yo tuviera que vivir del volante, pongamos por caso, mal me iría por mucho que me esforzara.

Además de la escritura, también participa y organiza actos culturales. ¿Qué papel tiene la cultura en su vida?

Nací en el pueblo, en la agricultura. Después, las circunstancias me llevaron por el camino de la cultura y en él sigo. Agricultura, cultura, cultivar.... Seguramente sea el campo en el que mejor me desarrollo y el que mejor me permite ser yo mismo. La humanidad no avanzaría sin la cultura, material e inmaterial, entendiendo la cultura como una acumulación de experiencia y de conocimiento. Como profesor, transmití conocimiento; como escritor, me muevo más en el ámbito de la faceta creativa.

¿La vida en comunidad es clave para una vida feliz y plena?

Pienso que la vida feliz, plena, es una aspiración permanente y un logro intermitente. En todo caso, cantar, en un coro, fregando o en una comida con amigas y amigos, ayuda mucho a que la vida sea más amable; al igual que cultivar la amistad.

Y con respecto a su etapa como maestro, ¿cuáles son las experiencias vitales que se lleva?

De la enseñanza, lo que más me ha gustado siempre ha sido la relación humana que se establece con el alumnado. Transmitir valores positivos desde la coherencia siempre me ha parecido tan importante o más que transmitir conocimientos. Encontrarme ahora con exalumnas o exalumnos y saber que les va bien me da mucha alegría. Aprendí, sobre todo, a entender la diversidad y a controlar las emociones, más allá de mejorar día a día en mi competencia profesional, dado que la formación inicial fue muy deficiente.

¿Cuáles son sus proyectos futuros? ¿Tiene en mente otra obra?

Sí, quiero recuperar algunos proyectos que tengo iniciados y aparcados desde hace tiempo. Uno de ellos va dirigido, precisamente, al público infantil, un trabajo literario y musical. También tengo esperando a los Balbinos, una saga de una familia muy viajera que ya quiere emprender nuevos viajes; primero por diferentes palacios de la geografía gallega y, luego, por los Ancares. Además, me gustaría escribir un libro epistolar dirigiéndome a un personaje clásico de la literatura gallega con el que me identifico mucho. A ver… despacito.

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