Xose González: “Cova Eirós es un espacio arqueológico impresionante y eso quisimos mostrar en el documental”

Jessica Fernández
¿Cómo comenzó en el mundo audiovisual?
Me gradué en 2004 del ciclo de Realización Audiovisual en La Coruña y durante unos años trabajé de montador en diferentes productoras audiovisuales. Con la crisis de 2010-2011, la industria estaba en un mal momento y me matriculé en Arquitectura Efímera, en la escuela Mestre Mateo, que tardé 6 años en sacar, porque afortunadamente seguí trabajando cuando me llamaban de diferentes productoras. En las prácticas del ciclo conocí a Idoia Cuesta, que es creadora textil en Cela, Outeiro de Rei, y comencé a trabajar con ella al mismo tiempo que ya estaba montando mi documental, que empecé a grabar en 2011, coincidiendo con esa crisis de la que hablaba.
¿Cómo surge la idea de producir un documental sobre la Cova Eirós de Triacastela?
La idea del proyecto nace en 2010, cuando pensamos en desarrollar un producto audiovisual que sirviera como serie de televisión sobre los puntos de interés geológico de Galicia. Así, descubrimos la Cova Eirós, donde los arqueólogos llevaban trabajando desde el año 2008, y vimos que era un yacimiento muy importante porque se había documentado la ocupación de la cueva por parte de los neandertales. Coincidencias de la vida, coincidí con el arqueólogo, le propuse este proyecto, le pareció interesante y nos pusimos manos a la obra con la elaboración de la memoria, lo presentamos al equipo de arqueólogos de la USC y les gustó mucho porque además su labor también tiene una parte de divulgación. Tuvimos que hablar también con Votorantim, que tienen una concesión sobre la cantera donde se encuentra la Cova Eirós, y nos dejaron grabar.

Fue un proceso de grabación y montaje largo.
Comenzamos a grabar en 2011 y fuimos también en 2012, 2013, 2016, 2017 y 2018. Es decir, desde 2011, fuimos a grabar de manera intermitente. La idea fue ir en las campañas de arqueología que se desarrollaban en agosto por parte de los arqueólogos y nosotros adaptarnos a ellos. En total, conseguimos grabar 130 horas de material, entre las que también se encontraban entrevistas, que después decidí no incluir en el documental. Me pareció más interesante enfocarlo hacia el proceso de investigación dentro de la cueva en sí mismo, algo que nunca había visto en un documental. Así, el montaje fue un proceso muy difícil que nos llevó varios años.
¿Cómo es grabar en una cueva?
Es incómodo. Pero no solo por grabar allí dentro, sino por todo el camino hasta allí. No es que sea un camino largo, pero es difícil porque Cancelo, la parroquia, está en un valle, y para llegar a la cueva hay un camino estrecho al lado de una pared vertical a la que te tienes que pegar porque del otro lado caes al fondo del valle si tropiezas. Después, es una cueva, en un espacio angosto, frío y húmedo con mucha gente, y metiendo los equipos que llevamos. Por eso le dimos tanta importancia al hecho de estar allí en vivo y en directo mientras la gente trabajaba. Además, vivimos hallazgos mientras estuvimos allí, como la aparición de un antiguo fuego de neandertales, el descubrimiento de pinturas rupestres...
Todo este trabajo y sin ayudas, ¿no?
Exacto, es un proyecto completamente independiente. Solo contamos con la ayuda del Ayuntamiento de Triacastela el primer año, y para nosotros fue muy importante, porque ayudaron cuando hacía falta, al poner en marcha el proyecto, pero luego no volvimos a tener ningún tipo de ayuda o subvención. Sin embargo, para seguir adelante lo hicimos solos porque pensamos que era importante hacerlo. Los arqueólogos llegan, excavan, descubren algo o no, y vuelven al año siguiente, con paciencia, con esmero. Intentamos reflejar eso de forma fiel aunque no fuera un proceso de producción audiovisual canónico y para ello hubo que arriesgar apostando por el proyecto. Para mí, esas son las cosas que le dan valor a la película.
¿Cuáles son los aprendizajes más relevantes durante la grabación?
Pues que hace falta mucha constancia y fe inquebrantable en una idea para mantenerla tanto tiempo. Y que el equipo es muy importante. En lo relativo a producción, el guion, el rodaje y el montaje en un documental independiente pueden superponerse de forma muy creativa. Y pienso que es fundamental enseñar el montaje, cerca de su versión final, en determinado momento a personas de confianza con criterio para obtener opiniones que ayuden a mejorarlo. La experiencia fue muy enriquecedora también porque a mí siempre me gustó la historia, y en este sentido fue un aprendizaje tremendo, soy afortunado y doy las gracias a todos los que participaron y hicieron posible el proyecto.
¿Qué más se puede ver en el documental?
El arco temporal que recoge el documental va desde 1996, con unas imágenes de un grupo de espeleólogos que entran en la Cova Eirós, hasta 2018. También se pueden ver a los vecinos de Cancelo, en Triacastela.
¿Qué viene ahora?
Tuvimos dos estrenos del documental, uno en Cancelo, que la verdad fue muy bien y a la gente del pueblo le encantó, y otro en los cines Códex de Lugo, que también valoramos positivamente. Ahora, el 4 de diciembre volveremos a los Códex y el 20 de diciembre presentaremos el documental en la Sala Númax de Santiago de Compostela y la intención es seguir llevando el documental por toda Galicia.